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La gente teme de lo que no conoce. Estúpidos e ignorantes malinterpretan lo que es verdaderamente el satanismo.
Creen que esto se trata de un juego o de una locura y pretender ponerse en el lugar de los acusadores. Detesto a todo aquel que contamina mi religión pues ella me ayuda a sostenerme y a alcanzar la sabiduría, complacencia y equilibrio que necesito. Forma parte de mi desde mucho antes de conocerla por completo.

Inclusive muchos que se proclaman satanistas a si mismos se quedan en la superficie creyendo que en el maquillaje, la pose egocéntrica y la autosuficiencia han alcanzado comprender el verdadero sentido de esta religión. No hacen otra cosa que contaminarla.

El satanismo no se trata de llenarse de odio. Las fuerzas oscuras de la naturaleza de las que soy hijo, me hacen comprender que se trata también de amar fuertemente. En un primer plano me encuentro yo y mi preservación. El amor a mi mismo me hace respetar mi integridad, mi cuerpo y mi vida por sobre todas las cosas. Al fin y al cabo el satanismo es vida en el presente y no ilusiones en el mañana.

Todo aquello cuanto me cause daño ha de ser desechado.

En segundo lugar se me presenta la posibilidad de amar a un ser cuyo reflejo de mi propio Dios (yo) amerite mis cuidados, mi respeto y mi comprometido amor. Y son las mismas fuerzas que mueven la tierra, que hacen crecer las plantas, que hacen girar los planetas y que ordenan mi constitución genética las que me llevan hacia otra persona para preservar la especie, para encontrar calor y compañía, para aparearme, para amarle.
Mi razón es simplemente una guía que me ayuda en la elección y que sumada a las inclinaciones primigenias de mis sentimientos conforman una leal unión.

Del mismo modo existe un amor innegable hacia todos aquellos quienes forman parte de mi vida y de alguna manera son como yo. Ya sean mi familia o mis amigos, son personas a las que quiero y ayudo porque están conmigo y les debo lo mismo que me dan. Les amo porque se hacen parte necesaria de mi entorno.

Y finalmente no puedo negar el amor que le tengo al planeta que me mantiene con vida. Me siento parte de él por completo y toda la fuerza de vida que le envuelve me hace querele mas y desear vivir con sus bosques, sus valles, sus rios, sus mares, sus desiertos, sus animales. Soy satanista, soy parte de toda esta fuerza natural a la que llamamos Satán. Si alguien agrede alguna de las cosas que amo me agrede a mi, y se hace merecedor de mi odio.
Admitir que soy capaz de odiar y de amar me hace distinguir con claridad ambos sentimientos y dirigirlos justamente a quienes se lo merecen.
Es por eso que como satanista comunico y movilizo para no quedarme de brazos cruzados esperando que alguna deidad ficticia me lleve a su paraíso.

El mio esta aca y a él me entrego porque es mío y soy de él

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