trece
Dos hermanas fueron las que enterraron sus vidas,
en el patio trasero junto al perro que al verlos dejo petrificar
sus ganas de volver a otro cuerpo, y perdio el alma del susto,
Las mendigantes de spots que contagian, resultaron estar
fusionando en el fondo su muerte,
las tardes envueltas en sol esperando el tono
que daba vida a ambas ; hermanas ,
reas de la libacion que determino alejamientos
enclaustrandolas en su vida de tres metros,
llorando en las noches mas frias, bajo el marco de su imaginaria
ventana que sembro la mayor a los cinco dias de llegar,
una tarde despues de mucho abecedario , retoma su infancia
riega dandose vuelta su ventana de iluciones
ciega su no libacion ,
sufre por aun ser de dos hombres
y recuerda a su hija... recuerda su llanto y lo imita al cansancio,
encuentra su lucides desnuda y saludando la abandona
por el ultimo agujero de luz; ¡ corre la cortina que nos ven !
Empapada de su ludico desenlace
se encuentra la menor, la niña, la inimaginable
vistiendo sus juegos desquisiantes, abre una lata de sed
enciende algun papel de los que ya no se encuentran
mucho en estas repintadas ciudades,
y de dispone a soñar su muerte,
no le molesta su final, espera reconocer su ser
un dia antes del desayuno y despedirse
de sus trece que lo saludan retrasadamente.
en el patio trasero junto al perro que al verlos dejo petrificar
sus ganas de volver a otro cuerpo, y perdio el alma del susto,
Las mendigantes de spots que contagian, resultaron estar
fusionando en el fondo su muerte,
las tardes envueltas en sol esperando el tono
que daba vida a ambas ; hermanas ,
reas de la libacion que determino alejamientos
enclaustrandolas en su vida de tres metros,
llorando en las noches mas frias, bajo el marco de su imaginaria
ventana que sembro la mayor a los cinco dias de llegar,
una tarde despues de mucho abecedario , retoma su infancia
riega dandose vuelta su ventana de iluciones
ciega su no libacion ,
sufre por aun ser de dos hombres
y recuerda a su hija... recuerda su llanto y lo imita al cansancio,
encuentra su lucides desnuda y saludando la abandona
por el ultimo agujero de luz; ¡ corre la cortina que nos ven !
Empapada de su ludico desenlace
se encuentra la menor, la niña, la inimaginable
vistiendo sus juegos desquisiantes, abre una lata de sed
enciende algun papel de los que ya no se encuentran
mucho en estas repintadas ciudades,
y de dispone a soñar su muerte,
no le molesta su final, espera reconocer su ser
un dia antes del desayuno y despedirse
de sus trece que lo saludan retrasadamente.
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